La metamorfosis del no

Imagen de Pixabay

Posiblemente, la mayor parte de los adolescentes nos quejamos a diario de todas aquellas cosas que querríamos hacer pero que nuestros padres, profesores, entrenadores, etc. no nos dejan hacer, sin darnos cuenta del momento en que las prohibiciones se convierten en obligaciones. Sinceramente, preferiría que la mayor parte de las frases que oigo en casa empezasen por la palabra "no". He descubierto que tiene más ventajas, sencillamente es "no" a algo que ya no tienes o que has disfrutado hasta ese momento pero no implica nada más. 

A medida que cumples años, la prohibición sufre un proceso de metamorfosis que la sustituye por la obligación. Así,  cuando eres pequeño y te dicen: "No saltes en la cama". Te fastidia pero, ¡es una suerte!, implica que ya estabas haciendo algo que te gustaba y no podrás hacerlo más. Pero siempre es mucho mejor que oír: "haz la cama". Sin lugar a dudas, la cama ya estaba ahí desde que eras un niño pero cuando creces es como que los objetos empiezan a solicitar atenciones destinadas únicamente a los adultos. He descubierto que hay muchas otras frases de mi infancia que se han ido transformando con el tiempo como: de "no comas chuches", a "lávate los dientes", de "no te levantas hasta que terminemos" a "siéntate bien", de "no pases una hora en el baño" a "dúchate", de "no se pintan las paredes" a "haz los deberes", de "no juegues con la colonia" a "ponte desodorante", de "no tires los juguetes" a "recoge tus cosas", de "no pongas los pies en la mesa" a "pon la mesa", de "no hables con desconocidos" a "saluda a la gente", de "no te portes mal" a "pásatelo bien".


Cada uno de nosotros tendrá las suyas, algunos coincidirán conmigo y otros no, os invito a crear vuestra propia lista de frases transformadas por el tiempo.

Comentarios