Hay que llorar por

Hay que llorar por tantas lágrimas y tus curvas, carretera. Hay que llorar por los faros rojos y los atardeceres naranjas, por las canciones trágicas en la radio y los gritos de fondo. Hay que llorar por las mantas térmicas y las bolsas de suero. Hay que llorar que llorar por el pitido constante, por tanto '1,2,3' y que después no venga 'escondite inglés'. Hay que llorar, tanto tiempo después.
Texto inspirado en el Llanto eléctrico de Raúl Vacas

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